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viernes, 18 de marzo de 2011

GARBO, el espía español que venció a Hitler

Su nombre era Juan Pujol García. Nació en Barcelona el 14 de febrero de 1912. Fue el tercero de cuatro hermanos. De clase acomodada, con buenos estudios, hombre de negocios de éxito moderado, y fue la pieza clave para que pudiese llevarse a cabo el desembarco de Normandía. Esta es su historia.

Iniciada la Segunda Guerra Mundial, en una España rota por las consecuencias de la Guerra Civil, Juan se casa con Araceli González y se muda a Madrid. Es en Madrid donde Juan toma el paso decisivo que iba a cambiar su vida para siempre.

Con el convencimiento de que debía hacer algo para ayudar a los aliados a vencer al nazismo, Juan Pujol se persona en la embajada inglesa de Madrid para comunicar que quiere prestar sus servicios como agente secreto. Los ingleses, que le consideran un “espontáneo”, una figura común en la guerra, personal que se ofrece para buscarse la vida pero sin nada real que ofrecer al Servicio de Inteligencia, rechazan su ofrecimiento.

Pero Juan no desiste en su empeño y decide seguir con su plan. Se presenta en la embajada alemana de Madrid y hace el mismo ofrecimiento a los alemanes, y éstos sí lo consideran un agente utilizable. Después de una pequeña instrucción en cifrado de mensajes y uso de material clasificado le comunican que debe establecerse en Londres e informar a sus controladores alemanes en Madrid. Juan Pujol accede, pero en vez de viajar a Londres se desplaza junto a su mujer y su hijo recién nacido a Lisboa, junto al puerto pesquero de Cascais. Los alemanes le asignan el nombre clave “Arabel”.

Arabel comienza a mandar información a sus controladores alemanes de Madrid.  En un principio era material que encontraba en los documentos públicos, prensa, mapas, almanaques… y de ese modo informa de los horarios de trenes y líneas de metro, mapas y callejeros de la ciudad, etc.

Para poder enviar la información de Londres a Madrid, sin haber pisado nunca la capital inglesa, inventa su primer colaborador ficticio, un piloto de la aerolínea holandesa KLM que volaba regularmente de Londres a Lisboa. Más adelante creará a “J5”, una secretaria del Ministerio de Guerra británico, que “consigue conquistar” haciéndola su amante. Los alemanes, entusiasmados con que Arabel hubiese conseguido este colaborador, envían cantidades regulares de dinero para que “agasaje a su amante y la mantenga contenta”.

Después de once meses en Lisboa fingiendo encontrase en Londres se quedó sin información, volvió a la embajada británica, esta vez en Lisboa, y se ofreció de nuevo. Explicó que era un influyente espía alemán en contacto con el Abwehr, pero no le creyeron y volvieron a rechazarle.

Lo que terminó de convencer al servicio de inteligencia inglés fue un informe entregado por Pujol. Uno de sus colaboradores ficticios, William Gerbers, el agente número 2, que supuestamente vivía en Liverpool, informó a los alemanes de un enorme convoy con material para liberar del asedio a la isla de Malta y que saldría de Liverpool. Los alemanes mandaron desde el sur de Francia y Cerdeña una gran cantidad de aviones para interceptar ese convoy inexistente.

Los ingleses detectaron esta comunicación, sin saber de quien procedía, y se dieron cuenta de que alguien había informado a los alemanes de forma errónea. Este incidente no les pasó desapercibido cuando desde la embajada de los EEUU en Madrid informaron que una persona, que decía estar pasando información a los servicios de inteligencia alemanes, se había personado ofreciéndose a ser agente doble, mostrando material para escritura cifrada, documentación alemana, y que decía haber sido el responsable de que los alemanes se creyesen que un gran convoy saldría desde Liverpool con dirección a Malta. Al recibir el comunicado americano los ingleses cayeron en la cuenta “éste es el informador que se está inventando las noticias para los alemanes” y decidieron reclutarlo. Pujol había estado residiendo en Lisboa 11 meses y cuando fue reclutado ya había perdido la esperanza en su propio plan y planeaba ocultarse en Brasil.

Pujol fue enviado a Gibraltar, y de allí voló hasta el Sur de Londres. Cuando se entrevistó con Cyrill Mills, Jefe de Departameto, y éste se dio cuenta de su inventiva decidieron llamarle “Garbo”, por haber demostrado ser un gran actor. Los Oficiales del MI5 y del SIS lo forman con clases intensivas en lo que sería un período de prueba. En este tiempo su Oficial cambia a Tommas Harris y juntos crean el universo de Garbo.

Red de agentes ficticios de Garbo

Con esta idea imaginan un grupo nutrido de confidentes entre los que se encuentran marinos mercantes que informan sobre los convoys de barcos, otro agente que está a punto de ir a India, y que interesa a los alemanes por este motivo. Con el mismo fin inventan otro que viaja a Canadá, … Mientras más personajes inventan más convencidos están los alemanes de que dice la verdad y de que no es necesario conseguir la información en otro lugar. El plan funcionaba.

Garbo no siempre inventaba las informaciones. En el MI5 eran conscientes de que Arabel debía contar verdades constatables para que sus controladores siguiesen confiando en él. De este modo se informa de hechos reales sin importancia y de otros más importantes pero de forma retardada. Otras veces utilizaban dos agentes para que cada uno dijese media verdad. Tenían fichas de todos los agentes inventados, que iban actualizando con todas las informaciones que estos habían dado. Entre ellos había un comunista, un estudiante venezolano, un camarero americano y otro de Gibraltar, y todos ellos tenían en común que lo hacían simplemente por dinero.


Máquina de cifrado "Enigma"
Una de las mayores ventajas que proporcionó Garbo para los ingleses era el hecho de que sus mensajes, una vez recibidos por los alemanes y transmitidos a Berlín, eran interceptados por los ingleses. Estos mensajes eran cifrados con la máquina “Enigma”, y conociendo el mensaje inicial, era muy fácil descubrir el código que se estaba utilizando ese día, y por tanto descifrar el resto de mensajes transmitidos.

Para mantener la red de 22 agentes que Arabel “manipulaba” sus controladores alemanes llegaron a pagarle más de 22.000 libras, que irónicamente, al finalizar la guerra, fueron utilizadas para financiar las operaciones del servicio de inteligencia británico, con lo que los alemanes terminaron subvencionando al MI5.

Pero, sin duda, el mayor triunfo de Garbo fue convencer a Hitler de que el gran volumen de tropas que los aliados estaban reuniendo al sur y sureste de Inglaterra era un contingente destinado a engañar a los alemanes y hacerles creer que invadirían Francia por un punto distinto del que realmente iba a ser el elegido, y que él, después de haber recibido la información de varios agentes, aseguraba que sería el Paso de Calais. El 6 de junio de 1944 los aliados desembarcaban en Normandía.


Dos semanas después del desembarco de Normandía había más tropas alemanas en el paso de Calais que en la zona de desembarco. No hubo un contraataque alemán, y la 1ª División Panzer de la SS dio media vuelta cuando ya se dirigía desde la frontera belga a repeler la entrada de las tropas aliadas.

El plan para hacer creer a Hitler que el desembarco tendría lugar otro día, en otro punto y con otro número de soldados, se llamó Operación “Fortitude” (Fortaleza). Querían dar a entender que habría una Fortitude Norte, cuyo plan era invadir Europa desde el mar del norte, atacando Noruega, y una Fortitude Sur, hacia el Paso de Calais, que, de ese modo, se convirtió en la parte más fortificada del muro atlántico. Garbo sólo tenía que ratificarles que estaban en lo cierto.



Otro de los puntos principales fue confirmar públicamente que el General encargado de liderar la invasión sería Patton, para lo que simularon estar dotándole del mayor cuerpo de ejército, cuando en realidad sólo contaba con 14 soldados a su cargo. Para ello construyeron tanques y aviones de cartón y madera, construyeron falsos aeropuertos, rodadas de cientos de tanques que se suponía se escondían debajo de arboledas, todo ello con el convencimiento de que la Luftwaffe los fotografiarían y sacarían sus propias conclusiones. Así mismo, los aliados lanzaron gran cantidad de armas, municiones, víveres,  y  todo tipo de suministros sobre Calais, para hacer creer a Hitler que se estaba formando en ese punto un ejército de resistencia.



Tanque de cartón
Cuando llegó el “Día D” se creyó conveniente que Garbo informase de que había llegado el día del ataque a los alemanes, pero con el retraso suficiente para que no afectase al desembarco, y se acordó hacerlo justo tres horas antes de la llegada de las tropas a las costas. Del mismo modo se informó de que esa era una maniobra de distracción y de que no era el verdadero lugar donde desembarcaría el ejército que debía liderar Patton. Cuando los alemanes verificaron que el ataque sobre Normandía era real creyeron a Garbo y no lo consideraron el ataque “definitivo”.

La respuesta alemana al ataque a Normandía fue sorprendente. A Hitler ni siquiera le avisaron. Rommel se encontraba en una celebración familiar en Alemania y tampoco fue informado. La respuesta fue débil, y las tropas desplegadas frente a Calais no se movieron de allí esperando un segundo ataque. Durante los días posteriores al desembarco Garbo no dejó de transmitir decenas de mensajes que decía recibir de sus informadores y que confirmaban un segundo ataque.

Tal era el poder de convicción de Garbo que dos meses después de la invasión de Normandía fue cuestionado sobre el por qué no se dio una segunda invasión por Calais. Cuando fue preguntado por esta cuestión él respondió que lo que pasó es que los aliados se dieron cuenta de que la maniobra de distracción había sido tan exitosa que decidieron cancelar la segunda sobre la marcha, y le volvieron a creer.

Una de las etapas de la guerra más tenebrosa fue el uso por parte de los alemanes de sus temidos misiles V1 y V2, que lanzaban sobre la ciudad de Londres. Los alemanes quisieron que Garbo informase sobre la caída de estos misiles y que reportase los daños. Se barajó la posibilidad de que Garbo informase de que la mayoría de ellos habían sobrepasado Londres para, de este modo, hacer creer a los alemanes de que era necesario acortar la distancia de alcance, con lo que se hubiesen desviado los misiles al sur de Londres, sobre campos inhabitados, pero finalmente se decidió fingir que Garbo había sido detenido por un Policía de Londres acusado de ser extranjero que se preocupaba sospechosamente de demasiados detalles. Este hecho sirve para hacer que Garbo empiece paulatinamente a perder protagonismo y así poder conseguir su retirada. Informa a sus controladores que se traslada a vivir a Gales, aunque sus subagentes siguen informando. Poco a poco Garbo va informando cada vez menos a sus controladores en Madrid y sus conversaciones se tornan más filosóficas, con menos contenido de inteligencia y más preguntas sobre qué habían hecho mal para terminar fallando.

Su última misión era volver a Madrid, entrevistarse con sus controladores, y comprobar si quedaba red de espionaje alemán en España. Garbo encontró a su controlador, Karl Erich Kuhlenthal, y no sólo no tenía ni idea de que Pujol le había estado engañando durante años, sino que, avergonzado, éste le pidió perdón por el resultado final de la guerra, le dijo que podrían volver a contactarle más adelante y agradeciéndole su trabajo por el Führer, le entregó una cuantiosa suma de dinero por los servicios prestados al Tercer Reich.

Tras la guerra Garbo desapareció misteriosamente y se supo que podía haber muerto en Angola, a causa de una malaria. La verdad es que 40 años después del desembarco Pujol vivía en Venezuela y trabajaba para una compañía petrolera. Había tenido tres hijos con su segunda mujer y nunca les había contado nada de lo sucedido durante la Segunda Guerra Mundial. Sus hijos en España creían que había muerto. Las familias supieron la una de la otra en 1984. Juan Pujol murió en Caracas en 1988.


Los ingleses le nombraron miembro de la Orden del Imperio Británico. Antes, los nazis le habían concedido la Cruz de Hierro. Fue el único hombre en la Segunda Guerra Mundial condecorado por los dos bandos. Juan Pujol, Arabel para los alemanes, Garbo para los ingleses, el espía español que venció a Hitler.





Referencias, fuentes e imágenes:
"Garbo el Espía" (Película/documental. 2009)
Exordio
“Juan Pujol, el espía que derrotó a Hitler”. Autor: Javier Juárez.
“El Desembarco de Normandía. Día D”. Autor: Sir Martin Gilbert.
badassoftheweek.com

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